viernes, 26 de marzo de 2010

PESAJ - PASCUA



Es más fácil comprender la Pascua Cristiana evocando la Pascua Judía, celebrada desde hace tres mil años, en la víspera de la partida de Egipto del pueblo de Dios.

El significado más conocido de Pesaj es paso.
En esta festividad se celebra, con distintos rituales llenos de signos y símbolos, el paso de la esclavitud a la libertad, de la angostura al regocijo. También se alaba y agradece a Dios el haber enviado a Su servidor, Moisés, para que se ocupe de todo lo atinente a la liberación.
Otro de los nombres de esta celebración es “Jag Ha Aviv” (Fiesta de la Primavera), porque en Israel, en esta época del año, comienza esta estación. Es el renacer.
Cada vez que utilizamos los términos relativos a Pesaj, como por ejemplo: esclavitud, libertad, paso... nuestros pensamientos se orientan a aspectos tangibles, materiales, visibles... en lugar de incursionar en conceptos profundos, sutiles, espirituales.
Vivir en esclavitud no refiere solo a un lugar determinado ni a una situación concreta: puede simplemente tratarse de un profundo sentimiento de angustia, sin importar el espacio ni el tiempo; una enfermedad; una relación donde el amor está ausente y el miedo presente; el esfuerzo desmedido por logros materiales, posición social, económica... y también puede ser un lugar físico.
Paso no es solo moverse de un lugar a otro sino, por el contrario, es transformar pensamientos y modificar sentimientos, es observar lo negativo para superarlo y elegir lo positivo, es abandonar valores efímeros y aceptar la Voluntad del Eterno.
Libertad es buscar el encuentro con el prójimo y con Dios con alegría y satisfacción por todo lo que ÉL nos regala, es llenarse de pensamientos positivos y percibir, desde lo profundo del ser, que el Creador nos acompaña y ayuda en todos y cada uno de los momentos de nuestra vida.
Esta es una de las tres fiestas de peregrinación del Pueblo de Dios.
En épocas bíblicas se dirigían al Gran Templo de Jerusalem a cumplir con los rituales de aquel momento.
En Israel esta festividad se celebra durante siete días, mientras que en la diáspora, es decir fuera de Israel la celebración dura ocho días.
En el “seder”, esa maravillosa cena festiva acompañada por familiares, amigos y aquellas personas que son invitadas a la mesa para que compartan la alegría, se lee la “hagadá” el relato educativo con el que se cumple el precepto de: “le dirás a tus hijos” enseñándole así, a las nuevas generaciones, el valor de la libertad.
Y esa libertad incluye límites, ya que para convivir debemos respetar la libertad de nuestros semejantes: es decir, no existe la libertad absoluta.
Durante el seder (orden), de la lectura de la hagadá surgen cuatro preguntas que, la mayoría de las veces, formula el hijo pequeño al padre o conductor de la ceremonia familiar. Preguntar es signo de libertad, ya que la persona bajo opresión solo puede obedecer sin derecho a la pregunta.
Se come “matzá” ese pan, cuya masa no ha tenido tiempo de levar, llamado también pan de la aflicción. No se pueden ingerir alimentos que han leudado. Se debe sacar de delante (y de adentro de cada uno) todo lo fermentado, para vivir libremente.
Se beben cuatro copas con vino y una quinta copa, la más bella, se deja reservada para el Profeta Elías –Eliahu-, quien se ocupará de generar la era mesiánica. Esta quinta copa, generalmente, queda llena con vino hasta el final, es como si el Profeta no hubiese sabido de su existencia, o no hubiera sabido adonde ir a beber el vino dispuesto para él.
Ante esto podemos preguntarnos: ¿será él solo o seremos todos nosotros los que hemos de traer la era mesiánica?
Mitzraim, traducido como Egipto, significa el lugar de la angostura. No tiene porque ser exclusivamente un lugar determinado, los seres humanos hemos vivido situaciones de angustia en más de un lugar geográfico.
El mensaje trascendente de esta celebración es sacar a Mitzraim (angustia, angostura que ahoga) de dentro nuestro.
Se honra a los que nos precedieron en esta vida y se recuerda a los momentos duros y amargos que se debieron superar en las distintas épocas, especialmente lo acontecido en la segunda guerra mundial.
Concluye esta celebración con el alma gozosa en la esperanza de un mundo mejor, sin esclavitud, compartiendo alegrías, abriendo corazones y tendiendo puentes para reparar el mundo bajo el reinado de Dios.

¡JAG PESAJ KASHER VE SAMEAJ!

La Cuaresma cristiana es el tiempo litúrgico de conversión que prepara para la Pascua. Dura 40 días.
Comienza el miércoles de Cenizas y termina el Domingo de Ramos, día que se inicia la Semana Santa. Es un tiempo de metanoia, arrepentimiento, que no equivale a autocompasión o remordimiento, sino a conversión, a volver a centrar nuestra vida en Dios… cambiar la mente, cambiar la vida.
No significa mirar atrás con enojo, sino hacia adelante con esperanza.
No es bajar la vista por nuestros actos fallidos, sino mirar a lo alto, al Amor de Dios. No es quedarse anclados en aquello que debiéramos ser o haber hecho sino esperanzados en aquello que lograremos con la gracia divina.
La ceniza tiene un simbolismo muy especial:
Es fugaz: La vida es tan frágil que el fuego la reduce a un puñadito de cenizas. No sólo en el antiguo Israel, sino también en las culturas egipcia, árabe y griega, el gesto de esparcir (se) cenizas sobre la cabeza era expresión de profunda conmoción, congoja, queja y dolor ante una vida (la de alguien cercano y amado, o la propia) hecha “polvo”, convertida en cenizas. Al imponernos la ceniza se dicen las palabras del Señor a Adán: recuerda que eres polvo y al polvo volverás.
Es elemento de Purificación: La ceniza ha sido, desde antiguo, un símbolo del deseo de conversión y penitencia que lleva a la purificación.
En los antiquísimos Vedas (hindúes) un viejo mito relata como Agni purificó todo su cuerpo con ceniza como expresión de sus deseos de borrar hasta las huellas de los errores cometidos. Los antiguos romanos se bañaban con cenizas el día de año nuevo, para así empezar el nuevo año con total pureza.
Vestirse con ropa áspera y cubrirse la cabeza con ceniza es un gesto que en la Biblia expresa dolor, sufrimiento y penitencia:
Josué 7:6 Josué desgarró sus vestiduras y se postró hasta la tarde delante del Arca del Señor, con el rostro en tierra. Los ancianos de Israel hicieron lo mismo, y todos esparcieron polvo sobre sus cabezas.
Daniel 9:3 Yo volví mi rostro hacia el Señor Dios para obtener una respuesta, con oraciones y súplicas, mediante el ayuno, el cilicio y las cenizas.
Ester 4:1 Cuando Mardoqueo se enteró de lo que había pasado, rasgó sus vestiduras, se puso un sayal, se cubrió de ceniza y salió por la ciudad dando gritos de amargura
Busca generar el cambio de corazón: comenzamos el itinerario cuaresmal, dejando que se dibuje sobre nuestras frentes una Cruz hecha con cenizas, pidiéndole a Dios que purifique nuestro corazón.
Nos lleva a percibir el amor misericordioso manifestado en la Cruz que nos invita a convertirnos y creer en la Buena Noticia del Evangelio
Marcos 1:15 "El tiempo se ha cumplido: el Reino de Dios está cerca. Conviértanse y crean en la Buena Noticia".
Quien recibe la imposición de las cenizas, debiera pedirle a Dios que su cuaresma sea un tiempo de conversión, purificación y fecundidad espiritual, haciendo memoria de la fugacidad de la vida para no olvidar que está llamada a la Resurrección:
Juan11:25-26 Jesús le dijo:"Yo soy la Resurrección y la Vida. El que cree en mí, aunque muera, vivirá; y todo el que vive y cree en mí, no morirá jamás.

Dicen los Evangelios que el domingo anterior a la Pascua Judía, que hoy celebramos como Domingo de Ramos, Jesús llegó a Jerusalén para celebrar con sus discípulos. Una multitud lo recibió gloriosamente.
Mateo 21:9-11 La multitud que iba delante de Jesús y la que lo seguía gritaba: "¡Hosana al Hijo de David! ¡Bendito el que viene en nombre del Señor! ¡Hosana en las alturas!" Cuando entró en Jerusalén, toda la ciudad se conmovió, y preguntaban: "¿Quién es este?" Y la gente respondía: "Es Jesús, el profeta de Nazaret en Galilea".
Pero cambió el ánimo colectivo y terminó condenado a muerte y crucificado.

El jueves (santo) se celebra la última cena que tuvo el Señor con sus apóstoles. Es una invitación a profundizar en el misterio de la Pasión, ya que quien desee seguir a Jesús tiene que sentarse a su mesa y ser espectador de todo lo que aconteció en la noche en que iban a entregarlo. El mismo Jesús da un testimonio idóneo de la vocación al servicio que debemos imitar: lava los pies de sus discípulos.
El lavatorio de los pies nos abaja y nos enseña a seguir el camino del Señor, poniéndonos al servicio de los demás.
Juan13:4-7 se levantó de la mesa, se sacó el manto y tomando una toalla se la ató a la cintura. Luego echó agua en un recipiente y empezó a lavar los pies a los discípulos y a secárselos con la toalla que tenía en la cintura. Cuando se acercó a Simón Pedro, este le dijo: "¿Tú, Señor, me vas a lavar los pies a mí?" Jesús le respondió: "No puedes comprender ahora lo que estoy haciendo, pero después lo comprenderás".
La Misa es la celebración de la Cena del Señor en Pesaj, ese jueves santo, en vísperas de su pasión:
Mateo 26:26-29 Mientras comían, Jesús tomó el pan, pronunció la bendición, lo partió y lo dio a sus discípulos, diciendo: "Tomen y coman, esto es mi Cuerpo". Después tomó una copa, dio gracias y se la entregó, diciendo: "Beban todos de ella,
porque esta es mi Sangre, la Sangre de la Alianza, que se derrama por muchos para la remisión de los pecados. Les aseguro que desde ahora no beberé más de este fruto de la vid, hasta el día en que beba con ustedes el vino nuevo en el Reino de mi Padre".
El pan y el vino Son elementos naturales, presentes en un seder primitivo de Pesaj, que Jesús toma para que se conviertan en su Cuerpo y su Sangre y lo hagamos presente en el sacramento de la Eucaristía.

El viernes (santo) es un día de silencio, se recuerda la crucifixión de Jesús, la muerte en el monte Gólgota (cráneo). Hoy la cruz erguida sobre el mundo sigue en pie como signo de salvación y de esperanza. Según el Evangelio de Juan, en la Pasión del Señor contemplamos el misterio del Crucificado, con el discípulo amado, María la Madre, María Magdalena… y el soldado que le traspasó el costado.
La cruz era, en esa época, el instrumento de muerte más humillante.
La corona de espinas, el látigo, los clavos, la lanza, la caña con vinagre... son la expresión de todos los sufrimientos padecidos por Jesús, y nos recuerdan otros signos o elementos dolorosos, como el abandono de los apóstoles y discípulos, las burlas, las escupidas, la desnudez como degradación, los empujones… hasta el aparente silencio de Dios.

El Sábado (de Gloria) por la noche, con la Solemne Vigilia Pascual esperamos al domingo de Pascua. Permanecemos junto al sepulcro del Señor, meditando su pasión y su muerte, y esperando en oración su resurrección.
Es día para profundizar, para contemplar, como se relata que se hacía en el libro de Job, en tiempos del Antiguo Testamento:
Job 2:13 Después permanecieron sentados en el suelo junto a él, siete días y siete noches, sin decir una sola palabra, porque veían que su dolor era muy grande.
El altar está despojado. El sagrario, abierto y vacío.

El domingo de Pascua el misterio de la Encarnación se completa con el misterio de la Redención. Al tercer día (según lo anunciado en las Escrituras) Jesús resucitó de entre los muertos para redimir al género humano, rescatarlo del error y la oscuridad. ÉL pasa a ser el goel (el que rescata, redime) de la humanidad. El drama de la Pasión se transforma y nos transforma.
La luz se hace presente: Jesús es la luz del mundo (Juan 8, 12; 9,5) y sus discípulos (todos nosotros) también deben/debemos serlo para los demás.
Mateo 5:14-16 Ustedes son la luz del mundo. No se puede ocultar una ciudad situada en la cima de una montaña. Y no se enciende una lámpara para meterla debajo de un cajón, sino que se la pone sobre el candelero para que ilumine a todos los que están en la casa. Así debe brillar ante los ojos de los hombres la luz que hay en ustedes, a fin de que ellos vean sus buenas obras y glorifiquen al Padre que está en el cielo.
Durante la primera parte de la Vigilia Pascual la fuente de luz es el fuego que, además de iluminar quema, y al quemar, purifica.
El cirio pascual representa a Cristo resucitado, vencedor de la oscuridad y de la muerte.
¡FELIZ PASCUA DE RESURRECCIÓN!

Que las tiernas manos de Dios te sostengan
hasta que encuentres la plenitud de tu alma.
Que el Señor habite en tu corazón.
Adriana

miércoles, 3 de marzo de 2010

Oración por Chile


Tras el trágico terremoto que asoló a Chile la madrugada del pasado sábado 27 de febrero, elevamos nuestras oraciones al Señor en total cercanía espiritual con el hermano pueblo chileno, que sufre tan grave calamidad natural... esta prueba pasará y Chile saldrá adelante.

Señor:

Que los ecos de mi oración lleguen a TI,
por los que sufren,
por los que han perdido seres queridos,
por los que se han quedado sin hogar,
por los desesperanzados...

Que sientan, Señor,
que no están solos,
que tienen quien los acoja,
quien los contenga,
quien los ama.

Que estás vos, Señor,
a su lado,
guiando las manos
de los profesionales de la medicina
que auxilian a los heridos,
acompañando a los rescatistas,
y secando las lágrimas de aquellos
que han perdido seres amados.

Te pido, Señor,
contención y ayuda
para nuestros hermanos chilenos
que están pasando esta dura contingencia.

Que Tu Paz les acompañe
y la compartan con los que la hayan perdido
Que Tu Amor les guíe
y la solidaridad sea su tarea en estos momentos
Que Tu Misericordia se evidencie
y puedan reconstruirse con prontitud

Amén