lunes, 10 de septiembre de 2007

La Paz








La Paz

El Señor dará fuerza a su pueblo, dará a su pueblo bendiciones de Paz dice el Salmo 29:11

El Profeta Isaías en sus textos nos muestra pasajes de esperanza y reparación, de entendimiento y de paz, y hoy queremos compartirlos con todos ustedes.
Leemos en Isaías 2:4: Él será juez entre las naciones y árbitro de pueblos numerosos. Con sus espadas forjarán arados y hoces con sus lanzas. No alzará la espada una nación contra otra, ni se adiestrarán más para la guerra. Dios hace justicia y, si el hombre sigue sus designios, los conflictos concluyen y la paz es real.
Cuando los seres humanos seamos capaces de sentir en nuestro corazón la agitación de Su Sagrado Soplo de Vida, no habrá conflicto posible.
Continuando con el Profeta leemos: El lobo habitará con el cordero y el leopardo se recostará junto al cabrito; el ternero y el cachorro de león pacerán juntos, y un niño pequeño los conducirá (Is 11:6). El lobo y el cordero son los instintos del hombre, la tendencia a lo bueno y la disposición a lo que no lo es.
Un relato dice que el maestro siente que pelean dentro suyo el lobo y el cordero, su discípulo pregunta: -quién ganará? A lo que el maestro responde: -aquel que yo alimente...
El profeta utilizando bellas alegorías revela en su sueño el deseo de una realidad transformada, donde violencia, miedo, disputas, agresión... hayan desaparecido.
No habla de poder ni de conquistas; sino de aceptación, misericordia y recepción de la voluntad de Dios, proponiendo un Guía para su pueblo, para que pueda alcanzar, justamente, el ideal de justicia, sabiduría, ciencia, paz y libertad en un mundo armónico, donde el niño (símbolo de inocencia, ternura, fe y amor) pueda caminar sin temor de ser agredido, utilizado, dañado o asesinado.
El profeta le habla al corazón del ser humano enseñando que Dios quiere la paz y por ello nos busca.
Leemos al final de la Mishná, Tratado Uktzin Cap. III Mishná 12:
“No encontró el Dios Todopoderoso una vasija contenedora de bendición para su pueblo, más que la paz, tal como está dicho: El Señor dará fuerza a su pueblo, dará a su pueblo bendiciones de Paz”
Siguiendo con Isaías leemos que No se hará daño ni estragos en toda mi Montaña Santa, porque el conocimiento del Señor llenará la tierra como las aguas cubren el mar (Is 11:9) Isaías confía en Dios y condiciona la paz del mundo entero al llenado del conocimiento del Creador en todas partes... ya que solo con plena confianza en su Amor de Padre y de sabernos en ÉL una humanidad de hermanos, la paz será una esperanza transformada en realidad.

Rabino Arieh y Adriana

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